Las tres vueltas o els tres tombs

La fiesta de San Antonio Abad que se celebra el 17 de Enero, es una fiesta tradicional de Barcelona, es el patrón de los gremios de los carreteros y cocheros, de los porteadores y alquiladores de mulas.  Hay muchas leyendas, a cuál más pintoresca con referencia a la vida de Sant Antoni Abad y del por qué en la imagen siempre hay un cerdito a sus pies.

La cabalgata de los Tres Tombs tiene el origen en esta devoción hacia el Santo. El día de Sant Antoni era día libre para los animales (caballos, burros…) y se los llevaba a bendecir para que no sufrieran ningún daño. De camino a la iglesia, los propietarios exhibían sus animales que previamente habían engalanado para la ocasión. Originariamente se daban tres vueltas (tres tombs) a la iglesia donde se les debía bendecir, otorgándole el nombre a la cabalgata.

Sant Antoni fue egipcio de nacimiento. Nació en el año 251 d.c. en una región del alto Egipto. Llevó una vida de eremita cerca de su pueblo, y muchos de estos años, dicen que unos treinta, los pasó en completa soledad, solo veía a un hombre que le traía comida cada seis meses. Aun así, con el tiempo, de vez en cuando dejaba esta soledad para visitar a la gente cuando él creía que lo necesitaban.

Su fama de eremita y hombre de Dios fue cada vez más popular, a la par que se le otorgaban ciertos milagros; y le llovían cada vez más solicitudes, para imitar su tipo de vida. Allá por el año 305 le obligaron a fundar algunos monasterios. La mayor parte de estos, construidos o formados por habitáculos independientes para crear en los monjes la soledad necesaria en la que él creía. Por este motivo se le conocía como el “Fundador de la vida religiosa” y “Doctor de la Fe”.

Dice una de estas leyendas, referidas a nuestra ciudad, que una de estas solicitudes le vino de parte del gobernador romano en Barcelona. Este, teniendo a su hija enferma lo mandó llamar con unos emisarios, que fueron expresamente a Egipto a buscarlo, pues el eco de sus vivencias y milagros cruzaban fronteras. Llegó a Barcelona, después de un viaje que hizo sobre una nube para atravesar toda la mar Mediterránea (de estas nubes planas y largas se les llama “Barquitas de Sant Antoni”) y pudo curar a la hija del gobernador.

Justo después se le presentó ante él una cerda que portaba en la boca a un cerdito con la pata mal herida y no podía caminar. La madre depositó al cerdito a los pies del santo y éste lo bendijo quedando curado al momento; la cerda, agradecida, no dejó de seguir nunca al santo. Otras versiones de la misma leyenda dicen que fue el cerdito el que siguió siempre al santo hasta su muerte.

Es por eso que se invoca al santo como patrón de los animales y especialmente los de pezuña redonda, recibiendo así el apodo de San Antonio de los burros, quizás para diferenciarlo del otro San Antonio, el de Padua (http://trestombsbarcelona.cat/es/historia).

En el Barrio

Después de esta pequeña historia el lector se preguntará ¿A qué viene el relato? pues viene a cuento de las fotografías que encabezan este artículo, estas fotografías las tomó Jaume Peris i Xancó en el año 1967, la de la izquierda y en el año 1966 la de la derecha, está tomada en lo que los vecinos llamaban el campo de los burros, organizada la fiesta por Foment d’Obres i Construccions, situada en la Carretera de la Mare de Déu del Port. Celebraban este día homenajeando a los animales, hay documentación fotográfica de los años 1966 al 1969 en el Arxiu Municipal de Barcelona.

Recuerdo remotamente (pues era muy pequeño) los campos donde está tomada la fotografía de la izquierda. Actualmente son los edificios de Las Estrellas Altas. A la derecha quedaría la Vaquería y la fábrica de vinos Pentavin, y arriba, se ven los antiguos pisos de El Polvorín. La fotografía de la derecha es el tramo donde actualmente están las escaleras mecánicas y el ascensor que sube al Polvorín. La zona de campo la ocupa parte del parque de Can Sabaté y los pisos construidos posteriormente, a la derecha está la Fabrica Industria Mecánicas (Can Barret).

Manolo Sanjuan es un vecino de toda la vida y con una gran memoria. Me comenta que el tren de la potasa pasaba por donde se ve una especie de muralla de ladrillos horizontal y la via estaba ahondada, pero al aire libre, los vecinos la cruzaban por un puente situado más a la izquierda de los márgenes de la imagen. “Era un día de celebración donde venían autoridades y hacían exhibiciones de caballos y ofrecimientos al Santo San Antonio y la zona estaba llena de campos”, recuerda Sanjuan.

Me ha sorprendido no encontrar el archivo fotográfico que teníamos en la Casa del Rellotge para documentarme; me informaron que lo han trasladado al distrito, no entiendo lo de centralizar las cosas cuando reclamamos al estado descentralizar, la salamanquitis se ve que va en el gen político.

Los jóvenes no conocerán estás imágenes, pero sí los vecinos más mayores, es parte de la historia del barrio y quizá las imágenes se queden en los archivos. Antes que la memoria popular se pierda, me satisface mucho darle un poco de contenido, es bueno que recordemos siempre nuestra historia.

Rafael Ochoa

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