Cuando se corrían las Vaquillas en nuestro barrio de la Marina… ¡y las Fiestas de Sant Cristòfol!

Rafael Ochoa

La relación de Catalunya y los toros, durante siglos, fue intensa. La primera corrida de toros que se acogió por primera vez en Cataluña data de 1387, durante el reinado de Juan I, y fue en Barcelona, según se recoge de forma oficial en el Archivo General de la Corona de Aragón, que se encuentra en la Ciudad Condal. Con motivo de la visita de Carlos IV en 1802, se construye la primera plaza de toros en Barcelona, después que se informase que se había de construir un toril para diversión de los monarcas y la corte durante su estancia en la ciudad. Esta primera plaza de madera con capacidad para 14.000 asistentes fue posteriormente sustituida por la del Torín de la Barceloneta. A decir que las corridas fueron un éxito inesperado, ya que hasta entonces en Barcelona la lidia era escasamente conocida.

Cataluña ha sido desde el siglo XIX tierra de grandes toreros (ha dado 27 en total) y lanzadera de otros muchos, así como referencia del taurinísimo mundial e internacional y cuna de importantes hitos históricos. Asimismo, a mediados del siglo XX la mitad de las plazas de España estuvieron gestionadas por el catalán Pedro Balañá Espinós. Barcelona llegó a tener 3 plazas de toros, el Torín de la Barceloneta, Las Arenas y la Monumental.

Durante los siglos XIX y XX, la tauromaquia contó con un alto respaldo por parte de intelectuales catalanes, tales como Mariano Fortuny, Ramón Casas, Lluís Companys, Francesc Macià, Salvador Dalí o Joan Miró. Hoy día siguen existiendo personalidades taurinas dentro de la sociedad catalana, como Joan Manuel Serrat, del cual es conocida su afición, Antoni Tàpies, que colaboró en el libro El toreo de José Bergamín,​ o Jordi Pujol, que aún declararse no aficionado, inauguró la Federación Taurina de Catalunya diciendo que “Hemos de ser capaces de conseguir que la lengua y la cultura catalana se recuperen, pero sin disminuir nada de lo que actualmente hay en nuestro país”, refiriéndose a la Fiesta.

Que a partir de 1980 fue disminuyendo esa afición a base de leyes anti taurinas, falta de apoyos a la fiesta y con sanciones, es un hecho a fecha de hoy, exceptuando otras zonas actuales como los correbous de las Terres de l’Ebre.

Este artículo trata sobre las vaquillas que se corrían en las Fiestas Patronales del barrio de San Cristobal, en la Marina, del ruedo y su gran fiesta. Muchos se extrañarán que esto ocurriera aquí, en el barrio, como también se extrañaran de la historia propia de la afición catalana que encabeza este artículo. Pues que nadie se extrañe de nuestra propia historia, porque conocerla es conocernos más a nosotros mismos.

Quiero agradecer a José Baldomero, Angel Izquierdo, Rafael Hernández, Antonio Salido, y a  Toni Prada de la Asociación de Vecinos de Sant Cristòfol, su apoyo dado y su testimonio de cuando ocurrieron estas cosas, porque es historia viva popular, contada por ello mismos en que tuvieron responsabilidades directas, no es como otros casos que lamentablemente se cuenta una historia después de muchos años por personas ajenas al relato, y a veces según conveniencia política.   

Escuela de toreo en Montjuic

EL ORIGEN DE LA ASOCIACIÓN DE VECINOS DE SANT CRISTÒFOL

Antonio Salido (92 años)

Te encuentras grandes sorpresas, como por ejemplo, la que me narra Antonio Salido, de 92 años y socio fundador nº 1 de la misma.

Sr. Antonio Salido, ¿cuál fue el origen de la asociación?

La inició un tal Dionisio Martín, que era brigada militar. Yo mismo era alférez, y junto con un vecino llamado Panadero y otra persona no visible que entrelazaba una comisión creada con la dirección de la empresa Seat, fundamos la Asociación de Vecinos Bloques Viviendas Seat.

Nombre antiguo de la asociación

¿Cuál fue el motivo?

La empresa Seat, alrededor del año 1969-70, quiso deshacerse de la titularidad de las viviendas de sus trabajadores alegando que quería darle una visibilidad más social y menos militar, porque hasta entonces había muchos militares en la empresa. En aquellas fechas, asociaciones de vecinos no había muchas, pues fue a partir de 1968 cuando se permiten, acogiéndose a la Ley de Asociaciones de Cabezas de Familia de 1964, que promueve crear una asociación de vecinos para gestionar y controlar este cambio social en sus trabajadores. En esta asociación creamos la Comisión Delegada de las Escaleras de las 4 Plantas para abordar los problemas de la venta de las viviendas, motivado por el precio que les ofertaba la empresa por la venta de las mismas. A los que vivíamos en las 4 plantas nos ofrecían un precio muy caro con respecto a las demás viviendas, que tenían ascensor a diferencia del resto. Las mejoras que proponía hacer antes de vender no las proponía para implementarlas en las viviendas de 4 plantas, fue un proceso que duró varios años -según lo dicho, se puede decir que aquí nace el origen de lo que años más tarde sería y es la Asociación de Vecinos Sant Cristòfol. ¿Quién iba a imaginar que la fundaron unos trabajadores de Seat y vecinos que habían sido militares a instancia de la empresa?

Angel Izquierdo (75 años)

Fue presidente de la comisión delegada de las 4 plantas y presidente de la asociación…

Angel… ¿qué pasó con las 4 Plantas?

A principios de los años 70, Seat decidió quitarse la titularidad de los terrenos de la vivienda, haciendo una propuesta de compra a los arrendatarios para quitarse los enormes gastos sociales que generaban las viviendas de la Seat. Estos gastos venían del mantenimiento del colegio de “Ntra. Sra. de El Pilar”, para niños, y “Ntra. Sra. de El Loreto”, para niñas. También de las instalaciones deportivas en la que había piscina, gimnasio, pista de atletismo, campo de futbol, polideportivo y frontón; de las secciones de pesca, ajedrez y cine; y del local social (Casino), que tenía biblioteca, billares, sala de pingpong, teatro, rondalla, futbolines, juegos recreativos y locales para jugar a las cartas y al dominó, también una iglesia.

A la propuesta que hizo la empresa de vender las viviendas, se le dijo que sí, pero había unas deficiencias que debería la empresa arreglar. La empresa aceptó y empezaron por los pisos de los jefes gordos de la empresa, que vivían en la hilera del paseo de la Zona Franca, donde estaba la verdulería de Vigilio y la barbería (tramo de Foneria a los Jardines de San Cristóbal). Luego había otro tramo de viviendas que va del paseo hasta la farmacia Germán Jiménez, en la calle Foneria donde vivían otros jefes de menos nivel. Había una manzana entre las calles Mecánica, Foneria y Energía, pisos de 4 plantas sin ascensor, situada en lo que es hoy lo que rodea la plaza de Sant Cristòfol, donde habitaban trabajadores de diferentes categorías en la empresa. Los que vivíamos en las 4 plantas, viendo que se estaban arreglando ascensores y desperfectos en las escaleras y viviendas de los jefes, también pedimos que se hicieran en las nuestra, pero aquí ¡Hum!… Ya no había tanta voluntad por parte de la empresa de acondicionar los fallos, pues ya éramos gente de tropa, algún jefe básico, y encargados. Se montó la Comisión Delegada de las Escaleras de las 4 Plantas para solucionar este problema.

Angel… ¿cuándo se incorporan las vaquillas a la fiesta?

Fui presidente de la asociación de vecinos en 1979-80. Ya había colaborado un tiempo con el presidente Pedrosa, al que sustituí.  Las vaquillas se iniciaron estando yo de presidente de la asociación; lo organizaba Isidro García Llamas, que era un miembro andaluz de la cooperativa Virgen de Nuria, y José Baldomero “Mero”, que se encargaba de traer las vaquillas en 1979. La calle Aluminio era un camino elevado de tierra, y en bajada había un espacio y allí montaban el ruedo. Hubo una sanción del ayuntamiento por una celebración indebida, y allí hicimos una colecta para pagar la misma. Yo, como presidente, no me implicaba en esa comisión, pero tampoco puse peros; lo hacían ellos y perfecto, se hacía normalmente donde está el instituto Lluis Doménech. Previamente a mi presidencia, se celebraron fiestas un año antes o dos, pero sin grandes cosas y muy aisladas. A partir de que se consigue cementar el suelo de los pisos Virgen de Nuria, es cuando se empezaron a celebrar las fiestas con regularidad alrededor del bar de El Angel en los pisos Virgen de Nuria. Las fiestas son una celebración remota en que se celebra que el año ha sido bueno, porque la cosecha ha ido bien, los trabajos han sido realizados, etc. Es la culminación y la celebración con alegría de que casi todo salió bien. En la actualidad sería, por ejemplo: ¿se han conseguido mejorar las aceras? ¿se ha conseguido mejorar la limpieza? ¿se ha conseguido implementar espacios deportivos para los jóvenes? ¿se han conseguido equipamiento para personas mayores? etc. Pues es eso, celebrar que el año ha sido bueno para el vecindario.

José Baldomero (79 años)

Popularmente conocido como “Mero”, fue el que inició las vaquillas…

Mero, ¿cómo fue aquel inicio?

Fui responsable de festejos en el año 1979, cuando estaba de presidente Angel Izquierdo. Compré 2 vaquillas por 124.000 pesetas para que fueran corridas en el ruedo de las fiestas. Me tuve que desplazar hasta Tarragon, a Alfara de Carles, con un camión para traerlas. Conseguimos que corriera con los gastos de toda la fiesta (360.000 pesetas) el feriante Tomás Méndez, a cambio de que le dejáramos colocar las atracciones que quisiera. También estuvo ese año un torero Mallorquín que trabaja en Seat; no me acuerdo de su nombre, que toreó en el ruedo con ellas. Después de correrlas en la fiesta se llevaron al matadero de El Prat, el cual tenía todo lo necesario para sacrificarlas, veterinario, matarife, etc. Esa carne se sirvió en una parrillada popular a los vecinos al día siguiente, para que todo el que quisiera comiera. Previamente a este día me llevó la policía en un coche patrulla Z a requerimiento del Gobernador Civil de Barcelona para comunicarme que parara las fiestas por el tema de las vaquillas, le contesté que todo estaba en regla y que teníamos seguro. Finalmente nos penalizaron con una multa de 13.000 pesetas, pero la fiesta se hizo y con mucho éxito. A partir de ese año la fiesta fue engrandándose y cogiendo mucha fama.

Rafael Fernández (75 años)

Fue presidente de la asociación de vecinos del barrio.

¿Cómo fue tu primer contacto?

Durante unos años, tuve la oportunidad de vivir y participar en las emocionantes fiestas de Sant Cristòfol. Las raíces de estas festividades se remontan a los años setenta y pico, con una sucesión de presidentes que incluyeron a Pedrosa, Ángel Izquierdo, Sánchez Ríos, y a mí mismo, posteriormente, Fernando Abad asumió la presidencia, y actualmente Carmen Casanovas ocupa el cargo.

Mi entrada a la asociación fue fruto de un cese total de la junta directiva existente en aquel momento. Yo en esos momentos era presidente de la Cooperativa de Viviendas Virgen de Nuria, y en una conversación con el amigo Pedrosa, me propuso que lo sustituyera y formase una nueva junta de vecinos. Sin dudarlo, acepté el reto y junto con una nueva junta directiva nos dedicamos durante varios años a dirigir la asociación con el objetivo principal de integrarnos al 100% dentro del mundo asociativo de los barrios de la Zona Franca, hasta que Fernando Abad tomó el relevo. Hoy en día, mantenemos una excelente relación todos y seguimos en contacto, sin que ninguno de nosotros haya quedado resentido.

¿Qué pasó con las vaquillas? ¿por qué se dejaron de hacer?

Cuando asumí la presidencia, ¡todo lo que nos dejó la junta saliente fue un folio en que establecía cómo debían organizarse las fiestas a criterio de uno de los vocales! El epicentro de las celebraciones solía ser en los pisos Virgen de Nuria, donde se llevaban a cabo numerosas actividades festivas. La ubicación de las fiestas abarcaba tanto la explanada actual del colegio Ramón Casas como el instituto Lluis Domènech i Montaner. El ruedo para las vaquillas se encontraba un poco alejado de las ferias y solía estar construido con chapa o madera.

Sin embargo, con el paso del tiempo, surgieron dificultades con las autoridades de la Generalitat debido a las vaquillas. Mi mandato como presidente llegó a su fin a finales de 1999, y fui sucedido por Fernando Abad, quien se enfrentó a serios problemas con los defensores de los derechos de los animales, como con la polémica Pilar Rahola, que lo amenazó con denunciarlo e incluso llevarlo a prisión por presunto maltrato animal. Además, empezaron a surgir restricciones, alegando que solo se permitirían las vaquillas con un trasfondo histórico, a pesar de que esta tradición se había mantenido durante muchos años en nuestro barrio. Finalmente, alrededor del año 2000, se dejaron de traer vaquillas por completo.

El correbous, o espectáculo de las vaquillas, tenía su funcionamiento específico. Sin embargo, a veces se convertía en un problema debido al comportamiento imprudente de algunas personas que saltaban al ruedo, agarraban a las vaquillas por el rabo, les daban patadas y realizaban otras travesuras. En varias ocasiones, algunas personas resultaron heridas y requirieron atención médica, llegando incluso a necesitar la asistencia de una ambulancia. Uno de los miembros de la Cruz Roja que nos brindaba apoyo en estas situaciones era nuestro vecino Gabaldon.

Cada año, para llevar a cabo el evento, se requerían una serie de trámites y certificaciones. Se solicitaba un permiso a la administración correspondiente y se redactaba una carta a la Cruz Roja para contar con su asistencia y disponer de una ambulancia en el lugar. También se necesitaba un arquitecto que certificara que el ruedo cumplía con las normas de seguridad requeridas. Además, se debía obtener una certificación que confirmara que había un hospital cercano capaz de brindar atención médica adecuada en caso de que alguien resultara corneado. También era obligatorio contar con un seguro de responsabilidad civil. Personalmente, cada año debía acudir a la residencia de Bellvitge para obtener un certificado.

Recuerdo una anécdota curiosa relacionada con el proceso de obtener el certificado. El primer año que visité la residencia, fui recibido por el responsable del centro. Al ver la solicitud del certificado, me dijo: “¿Usted sabe lo que es este centro? ¡Esto un hotel de 5 estrellas! Tenemos la máxima categoría y cumplimos con todo lo que exige el certificado”. Le expliqué que no se lo solicitaba yo, sino que era un requisito de la Generalitat para certificar que ellos contaban con las condiciones necesarias para atender en caso de accidente. Al día siguiente, el certificado estaba listo y los años siguientes lo entregaban de inmediato.

En cuanto a la organización de las vaquillas y los ruedos, un tal Nino se encargó de ello un par de años después de su inicio. Él se ocupaba de montar la plaza, traer las vaquillas, mantenerlas durante dos días y luego desmontar y llevarse todo el equipo.

Durante mi mandato, no se llevaba a cabo el toreo de las vaquillas. Sin embargo, antes de que yo asumiera la presidencia, se llegó a sacrificar a una de las vaquillas en el matadero del Prat y se cocinó para repartir entre los asistentes a las fiestas. Con Nino, solo se toreaban las vaquillas, venían seis y se iban seis.

Rafael… ¿Qué alcance tuvo estas fiestas?

Las fiestas de Sant Cristòfol eran de gran importancia y atraían a mucha gente de El Prat, Bellvitge y de los barrios vecinos de la Zona Franca. Contaban con una destacada orquesta (la orquesta UNIVERSO, del Prat, era una de las preferidas del barrio) y se celebraba el baile del farolillo. Además, se organizaban competiciones deportivas como fútbol, baloncesto y carreras por el barrio. También se elegía a la dama de honor entre las chicas del barrio, y se llevaban a cabo torneos de ajedrez, pesca, petanca, frontón, bolos y una vuelta ciclista. Las peñas y la vocalía de la juventud también animaban la festividad. Se realizaban juegos tradicionales como el rompe ollas, carreras de sacos, carreras de cintas y concursos de dibujo, concurso de pintura rápida (en las paredes de la asociación están los ganadores de los mismos)… También se disfrutaba de una chocolatada, un baño de espuma y una cremada de ron con habaneras. No podía faltar el campeonato de Mus y una sardinada popular, donde diversos grupos folklóricos actuaban especialmente para la tercera edad. Las fiestas concluían con la entrega de trofeos, discursos de personalidades políticas destacadas en ese momento, un baile popular y un impresionante espectáculo de fuegos artificiales que todos esperaban con ansias y que eran realmente hermosos de presenciar.

Vuelta ciclista durante las fiestas.
Carrera de sacos protagonizada por los más pequeños del barrio.

Esta fiesta tan grande, requería muchos recursos, ¿no?

Efectivamente, organizar una fiesta de tal magnitud requería muchos recursos, tanto económicos como humanos. Los que más problemas nos daban eran los feriantes por su peculiar forma de ser, eran un caso especial. Podían pasar de pelearse entre ellos a darse besos, todo con tal de evitar pagar. Cuando llegaba el momento de cobrarles, montaban todo un espectáculo para evitar hacerlo. Solíamos cobrarles la última noche, pero se resistían a pagar argumentando pérdidas y que no había acudido suficiente gente. Incluso el año anterior, nos pagaron solo la mitad. En el siguiente año, uno de los feriantes vino y me dijo que se haría responsable de cobrar y pagar. Sin embargo, al final no recibimos ni un céntimo porque afirmó que le habían robado. A partir de ese momento, decidimos cobrarles por día y cerrar las casetas a aquellos que no pagaban.

Para llevar a cabo las fiestas de manera exitosa, necesitábamos la colaboración de entre 100 y 150 personas. Normalmente, contábamos con alrededor de 120 voluntarios que nos ayudaban a que todo funcionara correctamente, mientras que en la junta directiva éramos alrededor de 12 personas.

Uno de los grandes éxitos de las fiestas fue y sigue siendo la cena en la calle, ¡había alrededor de 1.000 personas sentadas en las mesas para la cena! El Ayuntamiento nos proporcionaba las mesas de forma gratuita, eran pesadísimas, pero luego teníamos que limpiarlas y barrer. A primera hora de la mañana, con las mangueras que nos prestaban los bomberos, se baldeaba todo el recinto y alrededores. Era una tarea ardua que fuimos mejorando cada año.

Cuando se reunía la junta directiva para organizar las fiestas, la primera pregunta que se le hacía al tesorero (Sr. Abad), recuerdo que era: ¿cuánto dinero tenemos en la caja? Generalmente, era alrededor de 20 mil pesetas, además de las mesas y escenario que nos proporcionaba el Ayuntamiento, también recibíamos una aportación 15 mil pesetas de una caja de ahorros, en total, contábamos con alrededor de 35 mil pesetas y teníamos encima de la mesa un presupuesto de gasto de 3 millones de pesetas para organizar las fiestas. Esto nos llevaba a bromear diciendo que terminaríamos en la cárcel. Para cubrir el resto de los gastos, se realizaban sorteos relacionados con la ONCE, se iba puerta por puerta pidiendo la colaboración de los vecinos (se les entregaba el programa de fiestas), y se solicitaba la colaboración de los comerciantes y empresas de la zona. No obstante, la principal fuente de recursos económicos provenía del bar de la asociación, que siempre estaba lleno de gente consumiendo (teníamos el mejor pincho de Barcelona). Un equipo de 8 a 10 personas trabajaba continuamente para atender a los vecinos y la otra fuente de financiación estaba en los feriantes. Al final, lográbamos pagar todo y aún les sobraba dinero para realizar actividades durante todo el año siguiente.

Grupo de sevillanas de La Vinya.

¿Qué representaba la fiesta? ¿por qué se hacía?

La fiesta era una forma de celebrar el final del año, marcando el punto culminante de todas las actividades de la asociación que se habían llevado a cabo durante el año. No todo tenía que ser reuniones con políticos donde se intentaba lograr mejoras en el estado de las calles, alumbrado, parques, etc. En resumen, celebrábamos la fiesta porque teníamos los medios suficientes para llevarla a cabo y ganas de hacerlo. Tampoco quiero dejar en el olvido las fiestas de la Primavera, la participación en la cabalgata de Reyes, y Carnestoltes

Uno de los desafíos a los que nos enfrentamos fue el transmitir al Ayuntamiento que no se trataba simplemente de organizar una fiesta individual, sino de establecer un enfoque más integral para todas las festividades. El Ayuntamiento siempre ha tenido la intención de eliminar todas las fiestas y promover su propia celebración para evitar los problemas logísticos de cerrar un barrio para las festividades. Aunque no era un experto técnico, propuse establecer un hilo conductor que conectara todas las fiestas. La idea era preguntarse qué era lo mejor que aportaba cada fiesta y apoyarlo, alentando a otras asociaciones a hacer lo mismo y estableciendo un vínculo entre todos los barrios de la Zona Franca para que pudieran participar con su mejor contribución. Por ejemplo, en nuestro caso, se destacaba por traer una orquesta que tenía un costo de 1 millón de pesetas. Sin embargo, esto requería a alguien con la capacidad suficiente para darle forma a todo el proyecto.

Colla sardanista.

¡Dices los barrios de la Zona Franca!

Es cierto, el nombre de “la Marina” surgió a finales de los años 70. El Distrito quería alejarse del nombre “Zona Franca” y trabajó para introducir gradualmente el nombre de “la Marina”. Unos de los motivos principales era separar el nombre de la zona industrial de los barrios residenciales y se dieron cuando se propuso instalar la cárcel en Zona Franca. Todas las asociaciones de vecinos nos opusimos a ello. Otro ejemplo fue con las olimpiadas, deciden traer a nuestros amigos trabajadores que estaban alrededor de la Diagonal y el Nou Camp a Zona Franca con intención de dejarlos allí, solo estuvieron durante las olimpiadas por la oposición de las asociaciones. El Distrito ha buscado con la colaboración de entidades y medios de comunicación una ayuda para promover este cambio. Sin embargo, el resultado ha sido algo ambiguo y hasta el día de hoy, se utiliza tanto “la Marina” como “Zona Franca”. A menudo, cuando hay noticias positivas en el barrio, los medios hacen referencia a “la Marina”, mientras que cuando hay noticias negativas, hacen referencia a “la Zona Franca”. Es interesante observar esta diferencia en la forma en que se nombra el barrio en diferentes circunstancias.

Se hicieron mejoras en el barrio…

Durante los años previos a nuestro mandato, se lograron importantes mejoras en el barrio. Se llevó a cabo la instalación de alumbrado, algo que no todos los barrios tenían en ese momento. También se asfaltaron las calles de Virgen de Nuria y Lámpara Z, que anteriormente eran de tierra. Ya en nuestro mandato, se realizó la urbanización de los jardines de San Cristóbal y se negoció con Seat para obtener la cesión del solar de la Arboleda y por parte de Ayuntamiento su urbanización hasta la calle Energía,

En la inauguración de los jardines de San Cristóbal, se personó el alcalde Sr. Pascual Maragall y otras autoridades, al alcalde se le otorgó el título de socio honorario número 0 de la asociación. Personalmente, fui quien le entregó su carnet de socio.

Entrega del carnet de socio a Pasqual Maragall.

No obstante, la acción urbanística más impórtate fue la remodelación integral de cuatro plantas. Al ser unas viviendas afectadas en su totalidad por el aluminosis y viendo la remodelación que estaba realizando el Patronato de la Vivienda, la asociación de vecinos se puso al frente de los problemas de cuatros plantas y consiguió que el Patronato se olvidara de su remodelación parcial, y decidiera levantar unas nuevas viviendas en el solar que ocupaba las cuatro plantas. También tenemos en el haber de la asociación la apertura de la calle aluminio a la carretera antigua del Prat, etc.

Además, se formaron grupos de folklore, actividades manuales e incluso teatro. Realizamos actuaciones en el teatro del colegio Barkeno y cantábamos habaneras, entre otras actividades. En total, había alrededor de 200 actividades en marcha.

Nuestra labor como junta directiva durante el año estaba centrada en lo político, en buscar el diálogo con los políticos para mejorar el barrio. Esto implicaba participar en los plenos del Ayuntamiento y en reuniones. En resumen, dedicábamos una gran cantidad de tiempo y esfuerzo, sacrificando horas libres que podríamos haber compartido con nuestras familias.

Grupo de Habaneras Marinada.

Finalmente, la fiesta se fue apagando…

Las vaquillas atraían a mucha gente y la determinación de eliminarlas de la fiestas fue en detrimento de la asistencia, la edad de los integrantes de la asociación y al no existir un cambio generacional y cada vez con más exigencias por parte del Distrito. El recinto donde hacíamos las fiestas se fue reduciendo y las atracciones también.  Los grupos de jóvenes que formaban peñas fueron desapareciendo afectados también porque se iban a vivir fuera, a viviendas más asequibles, la peña de la Amistad, los Cerditos, los Barrilete, La Chusma, Los Menpochola, etc. Estas peñas animaban las fiestas y le daban color y vitalidad, muchas familias enteras participaban vivamente de las mismas. Como anécdota, cuento que a veces iba mi hijo con su madre y preguntaban a su madre

“¿Está Rafael en casa?”

“¡Sí!”, contestaba mi hijo.

Acto seguido le decía la madre al hijo…

“Pero si está en la asociación”

“¡Por eso!”, contestaba el hijo.

Peña de Los Cerditos durante una comida.
Peñas de La Chusma, Los Menchopolas y los del Cachirulo.

Hemos llegado al final…

Antes de acabar me gustaría expresar mi más sincero agradecimiento a todos los miembros que compartieron conmigo su experiencia, a la junta de vecinos por su inquebrantable esfuerzo y dedicación, su labor fue fundamental para el éxito y crecimiento de la asociación. A la vicepresidenta Montse, al tesorero Abad, a los vocales Cruz, Peña, Alfonso, Raúl (lámpara Z) y Gómez, y alguno más que la memoria con los años borra y gracias por la gran familia que formamos.

Asimismo, deseo extender mi agradecimiento a todos los colaboradores que han contribuido con su tiempo, habilidades y compromiso con nosotros, su apoyo fue fundamental e invaluable y nos permitió el alcance de nuestros objetivos. Si bien no puedo mencionar a cada persona individualmente, quiero que todos sepan que su labor ha sido apreciada y reconocida.

Eres una persona inquieta y seguro que haces algo

Actualmente soy presidente de la cooperativa Virgen de Nuria moderna la cual le hemos tenido que cambiar el nombre original que tenía. Se llamaba Cooperativa de Vivienda Virgen para Productores SEAT,  un nombre muy largo para el siglo XXI ni queremos que se llame Virgen de Nuria ni que aparezca el nombre de  Seat, en el año 2020 y pasada la crisis decidimos llamarnos  Una Nova Llar SCCL, sin olvidarnos de la historia que nos acompaña y para la buena marcha de la misma contamos con uno de los mejores urbanistas de Barcelona.

Como Virgen de Nuria, hicimos 2 fases en Martorell, una en Abrera, una en Masquefa, una en Ripollet, y otra en Vallvidrera, hoy la actividad de la misma está centrada en Badalona y Sabadell. Construimos pisos de protección oficial y si la compra del solar nos lo permite, al mismo coste que las de protección oficial. Construimos a precio de coste y a igualdad de condiciones un 20% de más baratas

En Sant Cristòfol se ha creado una nueva Junta

Esta ha sido una de las mejores noticias del barrio, que venga gente nueva con empuje y que la asociación siga adelante con sus defectos y virtudes, pues queda mucha faena por hacer y les deseo los mejores éxitos en la gestión y todo lo que conlleva.

Finalizando el artículo, que espero haya sido agradable, informo que recientemente se han celebrado las Fiestas de Sant Cristòfol con la nueva junta recientemente formada. Han logrado que la fiesta haya sido muy buena y visible, personalmente les agradezco el esfuerzo realizado. Los nombres de la junta actual son Carmen Casanovas, presidenta; Toni Prada, secretario; Manuel Contreras, tesorero; y Alicia Quiñones, Fernando Martínez, Aurora Quesada, Miguel Soler, Susana Calvo, Marta Marín y Roberto Barreda.

Elecció de la nova junta de l’AVV Sant Cristòfol. (Alejandro Flores)

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