Las cárceles

Crónica de una vuelta por los lugares en los que se construyen los nuevos centros penitenciarios

Jesús Martínez

Para escribir esta crónica candeliana viajaremos al pasado, al 2009.

En el primer trimestre del 2009, los vecinos del distrito de Sarrià-Sant Gervasi estaban escandalizados porque el a la sazón alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, pretendía construir una perrera cerca del parque del Castell de l’Oreneta, cerquita de la estación Reina Elisenda de Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya.

Al parecer, y según fuentes bien informadas, el mandamás de un diario conservador de la ciudad se presentó en el despacho de Jordi Hereu: «Este proyecto no se hará».

Y no se hizo.

No querían desprestigiar una zona de alto standing con la instalación de un «centro de acogida de animales de compañía».

La alternativa acabó siendo traer la perrera a Sants-Montjuïc, el sur de Barcelona. Aunque nunca se llegó a concretar.

El hecho sirve de ejemplo para constatar las diferencias de clase según el territorio que se pise. Evidente. En el fondo, sigue recorriendo un trazado de trincheras el autobús V5, que une La Bonanova (rica) con La Marina del Prat Vermell (pobre) y que de alguna manera pretendía reducir distancias mentales y económicas mediante la interconectividad entre barrios. Ninguno de quienes sube al V5 completa el trayecto.

Las cárceles

El 17 de marzo del 2021, el servicio de prensa del Ajuntament de Barcelona difundía la siguiente nota: «L’Ajuntament i la Generalitat reprenen el trasllat de les antigues presons de Wad-Ras i Trinitat Vella cap a la Zona Franca».

En el redactado, el término cárcel es sustituido por algo más fácil de digerir, más ligero. La cárcel se llamará Centre Penitenciari Obert de la Zona Franca.

El proyecto viene de lejos.

En los noventa, aún guardaba algo de fuerza el movimiento obrero-vecinal –la nueva plaza de los skaters, en la calle Foc con el paseo de Zona Franca, se llama plaza del Moviment Obrer–. Y se consiguió tumbar la construcción de una incineradora. Los jóvenes voceaban el lema “¡Metro sí, incineradora no!”.

Luego, con el gobierno del alcalde Xavier Trias (2011-2015) se retomaron iniciativas aparcadas debido al rechazo que podían causar en la población. Una de ellas fue el montaje de una pista de esquí donde hoy se encuentran las instalaciones de la Fundació Banc dels Aliments («Dona alimentos»). Por desgracia, la crisis económica y social que estalló en el 2008 hizo más necesaria que nunca la solidaridad. El SnowWorld se esfumó. 

 “Quizá para sorpresa del consistorio, la oposición en la calle fue nula o casi nula”

Otro de los planteamientos que se volvió a lanzar como un globo sonda fue la construcción de una cárcel en el polígono industrial. Quizá para sorpresa del consistorio, la oposición en la calle fue nula o casi nula.

La paradoja es que el actual acuerdo no prevé el traslado de una cárcel, sino de dos: las actuales Wad-ras, en la Vila Olímpica del Poblenou, entre las calles Doctor Trueta y Alaba (Ciutat Vella), y el Centre Penitenciari Obert 2 de Barcelona, en la calle del Pare Manjón, en Trinitat Vella (Sant Andreu).

Solar para los presos

Detrás de la mole de la Autoritat Metropolitana de Barcelona, en la esquina de la calle A con la calle 1, un rectángulo («parcela disponible») de unos siete mil metros cuadrados rodeado de chopos secos que se han talado.

En un lado, el viaducto de la línea 10 de metro, al estilo de los suburbanos de Chicago.

En otro lado, camiones calcinados, como dinosaurios extinguidos por algún ajuste de cuentas.

En un lado, el Jardí de l’Àrea Metropolitana de Barcelona («Tractament paisatgístic de la coberta de l’aparcament soterrat»).

Y en otro lado, la empresa de mamparas de baño Duscholux Spain («Calidad, diseño y seguridad»).

A un paso, el restaurante La Zona. Su propietaria, María José Chamizo, está encantada con la llegada de las nuevas prisiones: «Vendrán familiares de presos, abogados, los juicios pendientes… Y esto engrosará la clientela. En principio yo lo veo con buenos ojos».

A un paso, los almacenes del depósito aduanero Viorvi, S. A., cargados de sacos de café. Uno de sus responsables opina lo mismo que María José. «A nosotros nos da igual, de hecho ya tenemos aquí el albergue para los sin techo y no pasa nada», dice.

Se refiere al albergue («equipamiento integral») de la calle 60 (ved artículo «Els jawas», en La Marina de febrero del 2020).

En las aceras, los camioneros no apagan el motor. A las preguntas de este reportero, se encogen de hombros. Ni fu ni fa.

En el solar de la calle A se construirá la nueva cárcel de hombres, en sustitución de la de Trinitat Vella, y con capacidad para unos ochocientos presos. Según el Ajuntament: «Les instal·lacions estaran especialment dissenyades per acollir persones que compleixen la pena de presó classificades en tercer grau penitenciari, és a dir, que només dormen a la presó entre setmana i que, de dia, surten per fer voluntariat, formar-se o treballar».

Se espera que abra en el 2025.

Solar para las presas

En la calle E, 34-36, las gaviotas chillan para intimidarse o atraerse. Un inmenso solar de unos veinte mil metros cuadrados, entre el holding DistriCenter («Logística singular») y Aduanas Pujol Rubió («Transporte internacional de mercancías»).

En los contornos, pintadas ácratas: «Presó igual a tortura», «Contra el racismo estatal» y «Fuego a los CIE». A cien metros del lugar, el Centro de Internamiento de Extranjeros, con sus troneras, su alambre de espino y sus cámaras de seguridad.

La calle E es una calle de palés, furgotrailers (Volvo, Iveco, Scania) y camionetas de la mensajería Ara Vinc («Smart Delivery»).

Y algún cartel premonitorio: «Zona de almacenamiento y gestión de residuos especiales».

Ni un alma en pena.

Ni siquiera al conductor del autobús 109, que recorre los alrededores apenas sin pasaje, le importa que se levante una cárcel aquí: «Bueno, llevaré más gente».

En el solar de la calle E se construirá la nueva cárcel de mujeres con «visión feminista», en sustitución de la de Wad-ras, y con capacidad para unas cuatrocientas internas. Según el Ajuntament:
«El nou centre penitenciari estarà expressament pensat per a les dones privades de llibertat. Tindrà en compte les necessitats de reinserció bàsiques, com ara la salut, les opcions laborals i l’educació, i també les específiques d’aquest col·lectiu, com ara la seva condició de víctimes de violència masclista molt sovint, o de mares, amb els espais de criança, per a infants menors de tres anys».

Se espera que abra en el 2027.

En definitiva, solares para cárceles que quieren ser espacios para la reinserción.

En las vallas publicitarias del Consorci de la Zona Franca: «Fabricamos oportunidades para tu futuro».

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