Cal Magí. Entrevista con el director de Sertram, Jordi Balcells

De izquierda a derecha, Francesc, Nuria y Jordi Balcells, directores de Sertram

Jesús Martínez

Hace años, Reportero Jesús tenía más pelo.

En 1991, con el flequillo del actor José María Tasso, y acompañado de su amigo Nemesio, este periodista fue a pedir trabajo a la empresa lechera ATO («Leche esterilizada del Pirineo»), en el Centro Lácteo Balcells, S. A., en las calles Plom y compañía, junto al polígono industrial Pedrosa.

«Uy, aquí están echando a gente», zanjó el vigilante en la puerta de entrada.

En 1991, ATO se vendió a la cooperativa Union Laitière Normande, y luego pasaría a manos de la sociedad agraria Central Lechera Asturiana.  

Hoy ATO es ATO Natura («Certificado de bienestar animal»).

El tiempo pasa y apisona y nos moldea a su antojo.

Estos días, Jordi Balcells (Barcelona, 1980), descendiente de los gestores de ATO, está preguntando a los suyos por los datos de la saga familiar, orígenes a los que perdió el rastro. Enamoradizo, un tanto zen, con devoción por su padre que tocaba el violín, Jordi Balcells es el nieto de Rufina Rabanete, el alma de ATO.

“La Barcelona del futuro se puede dibujar en un triángulo: en el norte, en el límite con Cerdanyola del Vallès, se encuentran varios centros de datos (sincrotrón Alba); en el Districte 22@, se halla el conocimiento, las “neuronas”. Y nosotros, en La Marina, somos la fábrica de internet”

«Si viajamos atrás, nos situamos en 1908, en Cal Magí, una de las masías de La Marina, donde vivía mi bisabuelo, Magí Balcells. Cerca estaba el hipódromo, en el que se reunía la alta sociedad. Había un tranvía con el que la gente de las Ramblas se acercaba a Can Tunis [Tranvía 48]. Todo esto era campo, y hoy es zona gris», ironiza, percibiendo las disonancias entre el ayer y el hoy: el ayer era verde y hoy tira a negro. «Estamos buscando parte de esa historia. Durante la guerra civil, los depósitos de la Campsa, en Montjuïc, fueron objeto de las bombas de la aviación franquista, por eso los abuelos se acabaron trasladando a la localidad tarraconense de Les Piles. Y luego, en 1939, instalaron una vaquería en la esquina del pasaje Baró de Griñó con la calle Rossend Arús, en Sants. En los bajos de un bloque decimonónico de tres plantas, estaba el establo y luego la venta al público. La nata de las vacas era muy buena.»

En 1963, nacería ATO, con sus silos, sus naves y sus laboratorios, en ese entramado de calles del polígono Pedrosa, en las inmediaciones de La Marina del Prat Vermell, el barrio más pobre de Barcelona.

En un solar, los herederos de ATO han levantado el edificio inteligente Sertram (Acer, 30), complejo construido en 1992 con la finalidad de dar acogida a las firmas de tecnología, «nuevos operadores». (Actualmente, en estos terrenos se han edificado otros cinco bloques de telecomunicaciones.)

Junto con sus primos hermanos Nuria (directora comercial) y Francesc (director financiero), Jordi Balcells (director de inversiones) se encarga de la gestión del centro estratégico, uno de los puntos esenciales durante la pandemia. Del Real Decreto del 29 de marzo del 2020: «Las de empresas de telecomunicaciones y audiovisuales y de servicios informáticos esenciales, así como aquellas redes e instalaciones que los soportan y los sectores o subsectores necesarios para su correcto funcionamiento…».

“Barcelona está llamada a ser un eje de centralidad, puente entre Europa y África”

«Piensa que, si por cualquier motivo, fallan las infraestructuras críticas de conectividad, se quedarían sin internet aerolíneas, bancos y universidades. Así que imagina…», lanza al aire Jordi, que reside en Sarrià-Sant Gervasi y que estudió Administració i Direcció d’Empreses, y que no concibe un mundo sin acceso a internet. «Hace dos años que yo no toco ninguna moneda, todo lo pago con el teléfono móvil.»

En Sertram se ubica una cincuentena de sociedades (TechData, Equinix, Nexica…) que dan trabajo a unas mil doscientas personas. Y están entablando conversaciones con las entidades locales con el fin de plantear nuevos proyectos, actores como la fundación Mans a les Mans («Les mateixes oportunitats per a tothom»), Cáritas Diocesana («Acción centrada en personas»), Associació de Mitjans de Comunicació Local («Comunicació de proximitat»)…

«La Barcelona del futuro se puede dibujar en un triángulo: en el norte, en el límite con Cerdanyola del Vallès, se encuentran varios centros de datos (sincrotrón Alba); en el Districte 22@, se halla el conocimiento, las “neuronas”. Y nosotros, en La Marina, somos la fábrica de internet», esclarece. «Barcelona está llamada a ser un eje de centralidad, puente entre Europa y África.»

Todo empezó con una vaca.

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