Ángel Pedraza, «El equipo de La Marina»

Entrevista con el presidente de la Escola de Futbol Ángel Pedraza, Carlos Sarto

Carlos Sarto a l'Escola de Futbol Ángel Pedraza
el presidente de la Escola de Futbol Ángel Pedraza, Carlos Sarto

Jesús Martínez

Voluminoso y brillante, rizado según las ocasiones, esponjoso como si le hubiese arrollado una vaporetta.

El peinado del actor Kirk Cameron en la serie televisiva de los ochenta Los problemas crecen fue portada de la revista Superpop y aún anda colgado en los pósters de las peluquerías que nunca renovaron la decoración.

El futbolista Ángel Pedraza (La Rinconada, Sevilla, 1962-Barcelona, 2011) se peinaba a lo Kirk Cameron, por el que se pirraban las adolescentes con permiso para ir a la discoteca. 

«Ángel se cortaba el pelo en el Sotillo, peluquería de la calle Ruiz de Alda [número 5] que ya no existe; el peluquero se jubiló.»

De los detalles cotidianos de uno de los futbolistas más carismáticos del Futbol Club Barcelona se acuerda su cuñado, Carlos Sarto (Barcelona, 1969), que ha tenido muchos cortes de pelo, porque ha vivido entre los dos periodos históricos del Homo, del macho man al metrosexual.

«Ángel llegó de Sevilla siendo pequeño y se instaló con sus padres en el barrio de La Vinya. Cuando se casó con mi hermana, Sara, se fueron a vivir al Paseo [de Zona Franca]. Él era un hombre con mucho carácter, no permitía que nadie le dijera cómo tenía que hacer su trabajo», dice Carlos, vecino de La Marina, antiguo delantero de equipos de barrio, como el Polvoritense, ya desaparecido igual que desapareció el Gimnàstica Iberiana, en Casas Baratas. «Era amateur, no destaqué mucho. Yo soy economista, lo mío son los números, la estrategia y el control.»

Cuando Ángel falleció de cáncer en el 2011, dejó un poco más huérfanos a los aficionados que aplaudieron a este centrocampista por su entrega absoluta en el campo, algo así como un Belmonte con botas de tacos.

En el mismo 2011, para darle sentido a la tristeza en la que se sumieron sus numerosos seguidores, Carlos Sarto fundó, junto con Guillermo Sáez, la Escola de Futbol Ángel Pedraza, de la que es presidente.

Orgullosísimo estará Ángel Pedraza, que ganó una Liga con Terry Venables y que forma parte de la tríada gloriosa de La Marina que ha ido dando puntapiés: Eduardo Manchón; José Cano, Canito, y Pedraza.

«La Escola es un homenaje a Ángel, y además creíamos que había una necesidad y nos pusimos a ello. Tenemos unos seiscientos chavales, una cuarta parte chicas, algo que va en aumento. Futbolistas que van del nivel iniciación, con cuatro años, a juveniles, con 18 años. En total, 42 equipos repartidos por las diferentes categorías: alevín, benjamín, cadete… de la Lliga de la Federació Catalana de Futbol», repasa mentalmente Carlos, que tiene el organigrama de la escuela y su carta fundacional metidos en la cabeza. «Nuestra filosofía es que todo el que quiera pueda jugar. Por eso llevamos a cabo una importantísima labor social. Gracias al Ajuntament de Barcelona, becamos a la mitad de nuestros jugadores, porque por diferentes motivos tienen dificultades para pagar la cuota. Hay necesidades económicas imperiosas, y eso lo vemos.»

Sin ser el activista y escritor Owen Jones (Chavs. La demonización de la clase obrera), Carlos repara en las complejidades con las que cargan los chavales: «Tú notas que muchos de ellos viven situaciones estresantes, como las separaciones de los padres, y en la escuela ellos se sienten en libertad, como en una burbuja. Se adaptan a nuestras reglas. Les inculcamos disciplina, orden. Por ejemplo: que saluden estrechando la mano a los entrenadores y a los miembros de la Escola aunque les vean en la calle, que sean puntuales, que se duchen… Mientras están con nosotros no están expuestos a los riesgos propios de la calle. Tenemos una obligación con el barrio y respondemos. Somos una familia».

Desde junio del 2023, las instalaciones de la Escola se encuentran en el local de la calle de la Mare de Déu de Port, 168 (antes en Ferrocarrils Catalans, 59).

Se ha profesionalizado de tal manera que en la formación deportiva se incluyen pases de vídeo de los partidos disputados, para comentar las jugadas y aprender de los errores. Sesiones con el director de la Escola, Éric Galán, entre otros.

«Potenciamos la competición. Los buenos jugadores vienen porque ya hemos llegado a categorías superiores.»

Reclaman mayor reconocimiento («les enseñamos normas de comportamiento») y más apoyo institucional («no puede ser que por jugar en campos municipales paguemos el 30% de nuestro presupuesto»).

El «campo» de la Escola de Futbol Ángel Pedraza es un campo doble: por un lado, el de La Bàscula, y por otro, el del Ibèria, club nacido en 1939 y que también preside Carlos Sarto tras su absorción por parte de la Escola.

«¿Qué queremos para el futuro? Ser el equipo de La Marina-Zona Franca. Y que los jugadores del Ibèria salgan de nuestra cantera.»

Eso ya lo han conseguido.

Otro futuro podría dejar de ser utópico: ampliar instalaciones, aumentar la base y seguir creciendo, «y tener el Ibèria en una categoría más elevada». Algo que define así: «Otra dimensión».

Orgullosísimo estará Ángel Pedraza, que ganó una Liga con Terry Venables y que forma parte de la tríada gloriosa de La Marina que ha ido dando puntapiés: Eduardo Manchón; José Cano, Canito, y Pedraza.   

El local que ocupaba el peluquero Sotillo hoy son viviendas de alquiler.

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