La Marina – Gener 2000
Punto y final
Paco Candel
En España todos los poetas son pobres, ninguno vive de la pluma. En España, todo dios, prácticamente, escribe poesías. En España, prácticamente también, nadie lee libros de poesía. Las editoriales comerciales han renunciado a su publicación. La mayoría de poetas se autoeditan sus versos. Los que no, siguen inéditos. Sospechas que no sólo no se lee poesía, sino nada que tenga forma de libro, únicamente best-sellers prefabricados. Desde que las multinacionales invadieron el mundo editorial, los libros han dejado de ser libros para convertirse en productos y los escritores en temporeros; en cuanto sus productos dejan de interesar, se les da una patada en el trasero y hala. Curiosamente, tanto los poderes públicos como los privados, se aprovechan del patrimonio cultural que representa el poeta y se le exhibe, se le cita, se le compromete, se le succiona; finalmente, se le da de lado y se le olvida. Gabriel Celaya, con sus poemas convertidos en canciones, fue sustento de la subversión antifranquista y sembrador de semillas democráticas. Y la democracia, ¿qué le dio? Primero nada y después limosna. Pero cuando murió, todos corrieron a cantar sus virtudes y sus excelencias.
Imatge: Fundació Candel