El negocio de las lavanderías en el barrio

 Conversamos con Abdó Florencio

En la antigüedad la gente lavaba la ropa en los ríos, golpeaban la ropa con piedras para sacar la suciedad. Luego los romanos usaban la orina para limpiar las manchas difíciles hasta que llegaron los primeros jabones que utilizaban grasa de animal y cenizas de plantas, llegando a utilizar aceites y flores para quitar el olor tan fuerte de la grasa. No fue hasta finales del siglo XVII o principios del XVIII que la gente empezó a lavar la ropa en casa, en una tina o barreño de madera. Con la llegada de las primeras lavadoras eléctricas, fueron apareciendo las primeras lavanderías industriales, así como las primeras lavanderías.

Abdó Florencio es un emprendedor y vecino del barrio nacido en las Casas Baratas, de padre extremeño y madre catalana. Su padre montó una de estas lavanderías-tintorería en 1970 y que dió servicio en el barrio hasta hace 6 años.

¿Cómo empezó tu negocio de la lavandería?

Mi abuelo era de Esquerra y después de la guerra tuvo que marchar a Francia con su mujer, 5 hijas, el carro, la mula y un cerdo. Llegaron, pero se volvieron y se establecieron en Sants.  luego compró una casa en el barrio Plus Ultra que todavía está. Mi madre se fue a vivir a las Casas baratas a cuidar a su tío “Juan de los cuentos” el pregonero de entonces. Allí montó una peluquería y también ofrecía el servicio de corte de pelo a domicilio, desplazándose con una bicicleta. Conoció a mi padre y se casaron. Ell también fue emprendedor, montó un negocio de excavadoras que funcionó y estaba en lo que hoy es “talleres Unión”,  pero hubo un cliente que le dejó en la estacada pues no le pagó 300.000 pesetas de aquella época.

Eso hunde a cualquiera.

Tuvo que vender toda la maquinaria y entonces se interesó por las lavanderías, invirtió en nueva maquinaria para instalar una. Lo más gracioso es que mi madre siempre lavaba a mano, decía que las lavadoras eran para las marranas. Mira por donde, tuvo que utilizar las lavadoras para sí en el negocio que abrió en el año 1970 en la calle Alts Forns.

¿Cómo le fue con este negocio?

En el barrio hubo hasta siete negocios parecidos, había menos población, pero nos daba para vivir. Cuando me casé con mi mujer, Pilar, que trabajaba en Philips nos quedamos al frente del negocio, año 1976. Trabajamos codo a codo en la Bugadería Tintorería Mari. Antes mucha gente vestía con traje, con chaquetas de pana, pantalones de tergal etc. Hoy la moda ha cambiado y se viste diferente, un poco más informal, y eso ha provocado la crisis en el sector de las tintorerías, de manera que solo queda una en la calle Minería.

Siempre has estado implicado en el barrio, ¿cómo empieza tu inquietud por colaborar?

Bueno, los comerciantes estábamos más preocupados de los negocios que de los movimientos sociales del barrio, pero hará unos 33 años me impliqué un poco con las movidas de Can Clos, de Can Farrero y el ambulatorio. Promocionadas por la asociación de vecinos Nuestra Señora de Port que presidía Basilio, un gran luchador.  Entonces no había todas las asociaciones de hoy. Rafael Aguilar, presidente del centro cívico la Casa del Rellotge pidió colaboración a los comerciantes para la cabalgata de Reyes, colaboramos y nos vimos en la necesidad de hacer una asociación que, junto con Cirilo Peña y José María Jiménez, fundamos… “La Asociación de Comerciantes de los Barrios de la Zona Franca” con colaboración del distrito. Me impliqué mucho y fui vicepresidente, ahora ya no estoy activo, pero soy presidente honorario y sigo colaborando en lo que puedo.

También te conocemos porque por la fiesta de la Trepitjada y tu programa de radio.

Hace unos 15 años entré en la junta de la asociación de vecinos Plus Ultra y desde entonces hemos organizado unas 15 Trepitjades del Raïm. También conduzco un programa de radio los martes de 7 a 8 de la tarde que se llama Comerç de barri, en La Marina FM (102.5)

Veo que tienes una memoria de elefante y una gran vitalidad. Para terminar ¿Cómo ves, según tu experiencia, los comercios del barrio?

Las nuevas tecnologías como Amazon y las grandes superficies como Gran Vía 2 han acabado dañando a los comerciantes de barrio. En su momento hicimos oposición, pero ¿qué hace una hormiga contra Goliat? Los comerciantes nos tenemos que poner al día, la formación es indispensable, hacer cursos de escaparatismo, de paquetería, de técnicas de venta, etc. Siempre va bien para tener nuevas ideas, si tu competidor vende por internet… haz lo mismo, date publicidad en todos los medios posibles y, sobre todo, la especialización en lo que vendes para que el cliente quede totalmente informado y satisfecho. En la Asociación de Comerciantes de la Marina dan cursos y mucha formación, es bueno aprovecharlos.

Rafael Ochoa

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