Mar Montilla
Este año he sido muy buena. No sé si tiene demasiado mérito, dadas las circunstancias, pues con tantas restricciones no es fácil cometer maldades. Sea como fuere, he cumplido con vuestros requisitos para pedir un buen regalo, y si de verdad sois magos, ya debéis de saber que no me impresionan las cosas materiales, o sea que prestad atención, porque mis deseos carecen de precio pero valen mucho más que el dinero, y la lista es larga. QUIERO que el 2021 nos devuelva lo que nos ha robado el 2020 —estaréis de acuerdo conmigo en que ha sido una birria de año—; QUIERO encender el televisor y no tener que ver cincuenta imágenes recurrentes de un sanitario metiéndole un palito a alguien por la nariz; QUIERO que las cifras millonarias que aparecen en la pantalla sean de premiados en la lotería, no de fallecidos por coronavirus; QUIERO salir a la calle sin mascarilla, sintiendo la caricia del aire en mi rostro; QUIERO ver sonrisas en las caras descubiertas de las personas con las que me cruzo; QUIERO ir a un concierto y aplaudir hasta que me sangren las manos; QUIERO llorar de emoción viendo una obra de teatro; QUIERO que los pies se me muevan solos, mientras disfruto de un musical; QUIERO asistir a la presentación del último libro de mi escritora preferida y que me lo dedique; QUIERO Sant Jordi y Feria del Libro de Madrid; QUIERO acudir a una cena de cumpleaños con veinte comensales; QUIERO aspirar el aroma salado del mar, no solo en la Barceloneta, también en la Costa Brava o en el océano Pacífico; QUIERO abrazar, besar, tocar; QUIERO reírme a carcajadas; QUIERO…