La Marina – Maig 2002
EL PARTO DE LOS MONTES
PACO CANDEL
Aznar, José Mari para los amigos, y en la “cimera” de Barcelona, contento a más no poder, alegre como un chiquillo con zapatos nuevos, hizo de ama de casa, enseñando el pisito, que nos tiene “rellogado” a los catalanes, a sus invitados europeos; el pisito y los artilugios modernos que nos acabarán de amueblar a todos, a parte de amolar, entre esos chismes la tarjeta de sanidad que nos restaurará la salud en cualquier punto de la “vieja” Europa, a la que ahora llamamos “nueva”, donde nos encontremos.
Era como si la hubiera ideado él; a lo mejor sí. También la “cimera”, y como decía Isabel Clara Simó en el avui, resultó el parto de los montes, el de aquella montaña que, después de enormes conVulciones, parió un ratoncito; igualmente aquello del buey que, al final, cuando habló, sólo dijo “mu”. Aznar, a la cabeza de los globalizadores, estilo converso, más papista que el Papa, pretende que creamos que ha conseguido que los ricos sean más ricos y los pobres menos pobres. Los pobres, proclamó, sólo existen en el Tercer Mundo. Y que la libertad del despido abaratándolo creará más puestos de trabajo, veinte millones en Europa, prometió.
¡Caray! Por menos embustes, a Pinocho le crecía la nariz.